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La Virgen de Fátima y el Pontificio Instituto Juan Pablo II
(Anthropotes n.33 / 2017)

 

 

[Proponemos de nuevo un testimonio escrito por el cardenal Carlo Caffarra pocos meses antes de morir, sobre el origen y el significado del Instituto Juan Pablo II sobre el matrimonio y la familia, que  nos ayuda a comprender los hechos dramáticos de estos días.

Lo que está sucediendo en el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias sobre el Matrimonio y la Familia, hechos sobre los que hemos hablado en estos días (hacer click aquí y aquí), es algo que va más allá de una banal confrontación entre diversas corrientes de pensamientos o grupos de poder. Se trata, en cambio, de hechos que se incluyen en esa batalla apocalíptica que se puede encontrar también en el origen del Instituto, querido por san Juan Pablo II y puesto en marcha por la persona que después se convertiría en el cardenal Carlo Caffarra. Precisamente Caffarra, pocos meses antes de morir - el 6 de septiembre de 2017 -, escribió una breve memoria sobre el significado que tiene el Instituto y el destino que les espera a quienes defienden la familia natural, que fue publicada a finales de 2017 en el número 33 de Anthropotes, la revista del Instituto. La volvemos a proponer hoy por su gran actualidad y como clave de lectura ante lo que está sucediendo. (Publicado por “La Nuova Bussola Quotidiana”)].

 

 

La fundación del Instituto Juan Pablo II tenía que ser anunciada públicamente durante la habitual audiencia del miércoles, el 13 de mayo de 1981. El Instituto nacía de una profunda inspiración -creo de origen divino- de Juan Pablo II, de su profunda estima por el amor conyugal y de la certeza de que el futuro del hombre y de la Iglesia se encuentra en el matrimonio y la familia.

Fue el Santo Pontífice quien orientó la propuesta filosófica y teológica del Instituto. Quería ser informado sobre los planes de estudio, y en octubre de 1981 recibió a todos los docentes en Castel Gandolfo para que cada uno de ellos le informara sobre el curso que impartiría.

Fue justo al inicio de la audiencia del 13 de mayo de 1981 cuando Juan Pablo II fue herido de gravedad. A partir de este hecho empecé a pensar en la existencia de un profundo vínculo entre la inspiración originaria, el Mensaje de Fátima y el Instituto. Fue a causa de esta percepción por lo que le pedí al Santo Padre que pusiera el Instituto bajo la protección de la Virgen de Fátima.

Estábamos al inicio del tercer o cuarto curso académico -no recuerdo exactamente-, cuando tuve la extraordinaria confirmación de todo lo que he dicho. Estábamos atravesando un momento muy difícil. Escribí a sor Lucía, la vidente de Fátima, sólo para informarla de la existencia del Instituto, pero sobre todo para pedirle oraciones. Concluí la carta diciéndole que no hacía falta que respondiera a la misma.

Con gran asombro y maravilla por mi parte, me llegó una larga carta escrita a mano y firmada por sor Lucía. De esta carta llevo grabadas en mi corazón las últimas palabras: "Llegará un tiempo en el que el combate decisivo entre Satanás y el Reino de Cristo tendrá lugar en el seno del matrimonio y la familia, y quien defienda el matrimonio y la familia sufrirá grandes persecuciones. Pero no tema, Nuestra Señora ya le ha aplastado la cabeza". Para mí, para todos nosotros, fueron palabras de gran consuelo. Estábamos atravesando un momento en el que había una gran hostilidad hacia el Instituto, dentro y fuera de la Iglesia.

Le pedía consuelo al Santo Padre Juan Pablo II. Una noche en que estaba cenando con él me dijo: "No te preocupes; estamos en la misma barca y recibimos los mismos golpes". La "profecía" de sor Lucía se está realizando ante nuestros ojos. Pero que nada nos turbe: Nuestra Señora ya le ha aplastado la cabeza. Estoy muy agradecido al profesor Grygiel, uno de los padres fundadores del Instituto, y socius in passione Christi a causa del Evangelio del matrimonio.

 

Traducción para InfoVaticana de Elena Faccia Serrano.